no se puede elegir de dónde nace el impulso de la emoción, esto es automático, pero lo que se puede desarrollar es la capacidad de darse cuenta de que nace el impulso antes de que se actúe, es decir que hay un espacio entre el impulso y la acción. En casi todos nosotros, este espacio es muy pequeño pero se puede ir ampliando para adquirir esta capacidad, aunque sea en ocasiones para decir “no quiero responderte con enfado a tu enfado”, o “voy a hacer esto y no me va a superar la sensación de miedo”. Es duro, porque se está actuando en contra de la naturaleza, ya que no quiere que haya interferencias en ese punto.
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